La misma se encarga de analizar los avistamientos de objetos extraños para determinar su veracidad, y hasta analiza qué debería hacerse en caso de contactar vida extraterrestre.
La Argentina cuenta desde hace cinco años con una Comisión para el Estudio de Fenómenos Aeroespaciales (CEFAE), creada para investigar el creciente fenómeno OVNI (Objeto volador no identificado) en el país.
El organismo nació en el año 2011, bajo la gestión presidencial de Cristina Fernández de Kirchner para atender al "creciente avistamiento de ovnis en el país". Decenas de fotos y videos llegaban a distintas dependencias del Estado, en busca de una explicación.
De este modo la CEFAE se encarga de estudiar con método científico el avistamiento de objetos voladores. Recién a fines de 2015, y con un nuevo director, la CEFAE publicó su primer informe. Consta de 10 casos de avistamiento de ovnis, registrados entre noviembre de 2014 y noviembre de 2015. Nueve casos pudieron ser explicados, uno no.
"El pico de consultas es en verano, en los meses de vacaciones", le cuenta a al diario La Nación Rubén Lianza, director de la CEFAE desde fines de 2014. "Es cuando la gente tiene tiempo de mirar al cielo", dice.
Lianza es en realidad el único analista de la CEFAE. Es ex piloto de la Fuerza Aérea, ex jefe de la base Marambio, aficionado a la astronomía, y un estudioso del fenómeno ovni desde hace 40 años. Como piloto, sacó fotografías que llegaron a ser tapa de la revista Nature. Junto a su secretaria, trabaja en un depósito reacondicionado del edificio Cóndor, de la Fuerza Aérea, en Buenos Aires. Allí reciben en promedio dos consultas por mes. "Nos llegan principalmente desde las ciudades de la costa atlántica o desde Córdoba", dice.
Cuando se creó la CEFAE se pensaba que se necesitarían meteorólogos, radarólogos, y expertos en astrofísica. Pero lo fundamental es alguien que sepa de fotografía y edición de video. "Lo que recibimos son imágenes y videos. Entonces el análisis se hace sobre esos formatos", explica Lianza, que a veces recurre a la ayuda ad honorem de colaboradores externos.
El organismo cuenta con estatus de "comisión" dentro de la Fuerza Aérea, por lo que no dispone de partida presupuestaria propia. Sus recursos son remanentes reasignados de otras áreas. Y sus dos empleados pertenecen a planta permanente de la Fuerza Aérea.
Según comenta el titular de la CEFAE, la mayoría de los que contactan al organismo confunden platos voladores con fallas de la cámara, con pájaros que vuelan a lo lejos, y hasta con la luna: "Para esos casos usamos un programa, que se llama Stellarium, que nos muestra qué cuerpos celestes se ubicaban en el lugar y el tiempo en el que fue registrado el ovni. Los ufólogos tienen toda una categorización de naves espaciales según su diseño. Te dicen: 'Pero esta es una nave 42, porque tiene dos puntas en pico'. Pero no, es que ese día, en realidad, justo en ese momento y en ese preciso lugar, apareció la luna en forma menguante".
De acuerdo al experto "el 98% de las consultas se resuelven. Es decir, el 'ovni', el objeto volador no identificado, pasa a ser 'ovi', objeto volador identificado", mientras que el 2% restante "continúa con estatus momentáneo de ovni. Pero eso no quiere decir que sean extraterrestres. De hecho, estoy seguro que con mas información se podrían resolver. A veces faltan datos. Por otro lado, si son extraterrestres y eso se constata, pasarían a ser 'ovis', porque estarían identificados".
Lianza explicó incluso qué se debería hacer en caso de encontrarse con alguna forma de vida extraterrestre: "Si bien, debido a las abismales distancias que existen entre los sistemas solares, las probabilidades de que algún extraterrestre llegue alguna vez a nuestro planeta son infinitamente remotas (de hecho la comunidad científica no tiene aún ninguna prueba de que esto haya sucedido), en el hipotético caso de que esto ocurra, los pasos a seguir dependerán lógicamente de las circunstancias en que se encuentren. Si están vivos, el primer paso lógico es conocer sus intenciones o su situación, pero entonces, el paso prioritario, anterior a eso, es establecer comunicación por el medio que sea. Si, en cambio, nuestros visitantes no sobrevivieron al aterrizaje, obviamente establecer comunicación deja de ser un protocolo aplicable. De todos modos, un evento de esta magnitud significaría, sin dudas, un disparador de todo tipo de contingencias a resolver, dado que hay riesgos biológicos, de exposición a fuentes de energía desconocidas, etc. Además del altísimo impacto en la sociedad y toda su estructura económica, religiosa y filosófica. Sin duda sería un evento que, de una forma u otra, podría llegar a cambiar la historia de la humanidad. Pero como le decía antes, un evento de este tipo puede ocurrir en un millón de años, o tal vez nunca". (lanacion.com.ar)