Sam Parnia es un experto en resucitar personas, incluso si estas dejaron de existir durante algunas horas.
Sam es el jefe de la unidad de cuidados intensivos del Hospital de la Universidad Stony Brook, en Nueva York, y de cada 3 pacientes que mueren de un ataque al corazón en el hospital, él trae a uno del cielo (o del infierno).
“Yo creo que cualquier persona que muere por algo que es reversible no debería morir. En otras palabras, ninguna víctima de un ataque al corazón debería morir más. Un ataque al corazón en sí mismo es relativamente fácil de tratar. Si consigues controlar el proceso post mortem, es posible intervenir al paciente, hacer una desobstrucción, colocar un stent y el corazón está listo para volver al trabajo, en la mayoría de los casos.”
Continua: “Y lo mismo ocurre con las infecciones o neumonía, entro otras cosas. Las personas que no responden a los antibióticos a tiempo … podemos mantenerlas por un período más largo (después de su muerte) hasta que el organismo empiece a responder”.
Lo que todos conocemos como resucitación, que comúnmente implicar utilizar masaje torácico o un desfibrilador para traer de vuelta un paciente, es una cosa del pasado para él.
“Si hay una cosa cierta es que todos vamos a tener un paro cardíaco. Los médicos intentan una reanimación durante 20 minutos y desisten porque existe esta idea de que después de este tiempo el cerebro ya no responde de la misma manera y nadie quiere traer a una persona a la vida sólo para hacerla vegetativa. Pero muchas cosas han cambiado en los últimos 5 años, como la congelación drástica del cuerpo y la vigilancia y el mantenimiento de los niveles de oxigenación del cerebro. Las horas siguientes a la muerte son las más importantes de nuestras vidas.”
Japón ya utiliza como un procedimiento estándar una técnica de primeros auxilios llamada ECMO, una máquina que bombea la sangre a todo el cuerpo del paciente que fallecido, inyecta oxígeno y devuelve.
“El caso más largo del que he escuchado es el de una joven japonesa que había muerto por tres horas, luego la sometieron a 6 horas de resucitación y volvió a la vida en perfectas condiciones. Incluso tuvo un bebé recientemente.”
Sam Parnia escribió un libro llamado “The Lazarus Effect” en clara alusión a los experimentos pioneros de Robert E. Cornish de los que hablamos hace unos días y que tienen que ver con la resucitación de los muertos
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